
Cuando uno termina el instructorado o el profesorado debe dar clases para aprender a ser docente de yoga. En algunos casos a profesores que realmente tienen vocación se les permite hacer el curso de formador o el superior de master en yoga. De entre 300 personas que cursan el profesorado anualmente solo se les permite hacer al 10 %. De ese 10% que son una 30 persona que hacen el master, solo 3% va a formar realmente. Porque una vez terminado el master uno debe luego demostrar que ésta es su vocación y demostrar que sabe formar. Solo a unos pocos se los autoriza a formar, y durante 10 años se los evalua para ver como estan y han formados. De esas 30 personas solo unos pocos podrán ser yogacharyas. Muchos quedarán en el camino, otros no les interesa profundizar. Y otros se trans
formaran naturalmente en master o formadores de técnicas de yoga. El camino del yoga es ser yogui y el de la enseñanza del yoga es ser yogacharya. En cada país, estado, provincia y ciudad el consejo de yogacharyas estudia cada caso y la experiencia realizada para saber si quien forma no solo esta capacitado sino como puede y debe mejorar. Si un master o formador o incluso un yogacharya en la evaluación a sus alumnos o a el mismo, no lograr llegar al nivel requerido. Si no participa de una educación continua simplemente es apartado del consejo. Pues no expulsamos a los miembros sino que los apartamos y se los envía a seguir practicando y estudiar.
Y siempre podes volver a hacer la formación porque las enseñanzas se absorven de diferente manera y se actualiza el conocimiento, se reafirman los conceptos, se ve con otros ojos las asanas y adquiris nuevos beneficios para tu practica y tus propias clases.... Es muy pobre quien con un solo curso dicta clases, en general no le dura la gente, no puede dar respuestas a las dudas y termina fracasando por falta de empeño y disciplina.
El yoga te lleva a profundizar siempre de manera amorosa sus enseñanzas. Desde la humildad.
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