Estructuras similares de otras religiones guardan cierto paralelismo con el mālā, como el rosario o el cordón de oración cristianos o el tasbihmusulmán.Según el sánscrito, yapa significa 'murmurar oraciones, repetir en un tono susurrante pasajes de las escrituras sagradas, encantaciones, o nombres de una divinidad', mientras que 'mālā' se traduce como ‘guirnalda’.
Para rezar con el japa mala se empieza por la cuenta más grande (1) y se termina una ronda por la cuenta 108. La siguiente ronda se empieza con la cuenta con que se terminó (108), siempre sin saltarse la cuenta central, ida y vuelta sucesivamente. El yapa se toma en la mano derecha con los dedos medio y pulgar, con cada cuenta se canta el maha-mantra completo. El mālā también es usado en la tradición budista, especialmente en las escuelas tibetanas, en las que la recitación de mantras juega un rol primordial. El mala contribuye a mantener la atención, actúa de foco para la energía física y es una ayuda para la recitación continua y rítmica.Existen varias ayudas prácticas para progresar en el Yapa, o meditación con el Mantra, que han sido probadas durante miles de años y están basadas en sólidos principios naturales y psicológicos.
Un mala o yapa mala (del sánscrito जप माला, japa mālā, pronunciado [ɟ͡ʝɐpɐ mɑːlɑː], en inglés japa-mala) es una sarta de 108 cuentas esféricas, generalmente de madera, usada en el hinduismo para recitar mantras o el nombre o los nombres de una deidad, cada una de las cuales puede llevar tallado uno de los 108 nombres principales del dios Vishnú. Además de estas 108 cuentas, lleva una cuenta extra más grande con un penacho de hilos, que va en el medio.
El mala contribuye a mantener la atención, actúa de foco para la energía física y es una ayuda para la recitación continua y rítmica. Consta de 108 cuentas más una, el meru, un poco mayor que las otras. El meru es la señal que indica que el Mantra se ha repetido 108 veces, o un mala. Los dedos no deben atravesar el meru, cuando se llega a él, se da la vuelta al mala y se continúa recitando el Mantra en la dirección opuesta. Las cuentas se pasan con los dedos pulgar y medio, sin utilizar jamás el índice. El Mantra ha de pronunciarse claramente y sin errores. La repetición no ha de ser ni muy rápida ni muy lenta y ha de hacerse con el pensamiento puesto en su significado. La velocidad puede aumentarse si la mente se distrae. Es necesario mantenerse alerta durante todo el tiempo que dure la práctica, porque, al cabo de algún tiempo, la mente, naturalmente, tenderá a alejarse del objeto de la concentración. Puede repetirse el Mantra en voz alta durante algún tiempo, después en un susurro y, después, recitarlo mentalmente. El principiante no acostmbrado a este tipo de actividad puede sorprenderse al no ser capaz de repetir el Mantra durante mas de cinco o diez minutos seguidos. Lo que repite, además, puede parecerle meras palabras carentes de significado. Si persevera y lo repite ininterrumpidamente al menos durante media hora, dará tiempo al Mantra para que actúe sobre su conciencia y, en pocos días, percibirá los beneficios. La repetición del Mantra tiene un efecto acumulativo y gana en poder con la práctica continuada. Resulta evidente que la meditación yapa es mucho más que un simple ejercicio verbal; es un estado de completa absorción. El japa es uno de los caminos más directos para llegar a la Autorrealización o Conciencia Universal. Hace desaparecer de la mente impurezas como la cólera, la avaricia, la lujuria y otras que ocultan la luz interior.
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