La amabilidad se contagia.



Qué importante es cultivar una visión que sea capaz de reconocer al otro, de elogiar sus habilidades y empoderarlo. 

Ver, cuidar y recomendar la destreza ajena es un gesto noble que te hace grande, y que puede ser la chispa que hace grande al otro. 


Cuando se hace de corazón se generan lazos bonitos y duraderos, donde no caben comparaciones porque no hay miedo de que el otro sea mejor que yo. Ambos lo somos. Ambos podemos crecer. 

En la confianza no entran dudas serias, se desintegran porque tu conexión es absoluta, tienes certeza sobre lo que transmites y haces. 

Hoy puede que sientas que “hay mucha competencia online” pero tu responsabilidad, tu luz, tu verdad, está en virar la mirada hacia una diversidad que nutre y en la que tu mensaje puede crecer y prosperar.  

En este contexto creer en ti, ser constante y tener tu visión bien encauzada es prioritario.

Te propongo que hoy encuentres alguna manera de decirle a alguien lo bueno que es en algo. Hacer feliz a los demás, ayudarles a que sean su mejor versión es tan sencillo como escribir un: “me encantó tu post, me encantó tu clase, disfruté la conversación, etc”.

La amabilidad se contagia.

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