El esqueleto axial, el esqueleto apendicular y el conjunto de músculos de todo el cuerpo contribuyen a determinar nuestra simetría bilateral. Para que la simetría sea perfecta, tanto el miembro derecho como el izquierdo de cada par de huesos, músculos esqueléticos, articulaciones y ligamentos deben ser idénticos en ambos lados del cuerpo: las articulaciones derecha e izquierda de la rodilla, las articulaciones de la cadera, los fémures y las clavículas, así corno los músculos del erectores de la espina derecho e izquierdo, los cuádriceps crurales, los músculos isquiotibiales, los abductores y los glúteos.
Para verificar la simetría en nuestra propia postura podemos mirarnos de frente en un espejo de cuerpo entero, preferiblemente sin ropa. Coloque sus pies separados a una distancia de unos treinta centímetros entre sí y deje las manos colgando con los brazos relajados. Obsérvese atentamente.
¿Le parece que las extremidades de la derecha y de la izquierda tienen la misma longitud? ¿Es uno de los hombros más alto que otro? ¿Se inclina ligeramente hacia un lado? ¿Cuelgan los dos antebrazos con soltura o está uno de los codos más doblado? ¿Forma la cintura una hendidura más aguda en un lado que en otro, abriendo un espacio más grande entre el cuerpo y el codo en ese lado? ¿Está la cresta ilíaca más alta en un lado que en el otro? ¿Está uno de los pezones a mayor altura que el otro? Si dibuja una línea imaginaria entre el ombligo y el centro del esternón, ¿es perpendicular al suelo o está un poco desviada?
Observe sus pies. ¿Se siente cómodo manteniéndolos en una posición perfectamente simétrica o se sentiría más natural si girara uno u otro hacia un lado? ¿Están todos los dedos de los pies bien extendidos y mirando hacia abajo o parecen algunos de ellos estar apretados hacia dentro? No trate de cambiar nada, limítese a observar. No se desespere si su cuerpo no está perfectamente simétrico: pocos lo están.
La mayoría de nosotros nacimos simétricamente, pero nuestras actividades habituales han socavado nuestro equilibrio. Llevar una bolsa colgada de uno de los hombros, bajar siempre la barbilla hacia el mismo lado para pegar la oreja al auricular del teléfono cuando suena, nadar libremente y girar la cabeza siempre hacia el mismo lado para respirar y otras innumerables preferencias entre derecha e izquierda crean una tensión habitual en uno de los lados del cuerpo que finalmente genera desalineaciones y distorsiones musculares y esqueléticas.
Hasta ahora hemos comentado únicamente las simetrías y asimetrías anatómicas estáticas, pero estos términos se utilizan también en un contexto de movimiento. En este terreno, un movimiento simétrico es aquel en el que los dos lados del cuerpo se mueven en el mismo momento y de la misma manera, mientras que un movimiento asimétrico es aquel en el que cada lado del cuerpo se mueve secuencialmente. El caso es que la mayoría de nuestras actividades diarias las llevarnos a cabo asimétricamente.
No saltarnos adelante con ambos pies al mismo tiempo y caminamos impulsando la mano derecha hacia delante de forma coordinada con el pie izquierdo y haciendo lo mismo con la mano izquierda en coordinación con el pie derecho. Asimismo, un boxeador golpea un saco con una mano y después con la otra, no con ambas al mismo tiempo. Y cada maestro de kárate sabe que la fuerza de un golpe con una mano depende de que se eche el codo contrario simultáneamente hacia atrás. En la natación vemos que hay las dos posibilidades: en los estilos de mariposa, braza o espalda para principiantes, los movimientos son simétricos; en crol o espalda hacemos movimientos asimétricos.
Es posible corregir algunas asimetrías entre derecha e izquierda con paciencia, persistencia y un plan de ejercicios bien calibrado. De hecho, el equilibrio entre derecha e izquierda es una búsqueda importante en hatha yoga (en sánscrito la palabra ha significa «derecha» y la palabra tha significa «izquierda»). Aparte de su importancia en las posturas de hatha yoga, la simetría del cuerpo es beneficiosa para nuestro confort y salud en general.
La mejor manera de corregir nuestros desequilibrios entre derecha e izquierda consiste en concentrarnos en nuestras actividades y posturas asimétricas, trabajando primero un lado y luego el otro, y buscando las diferencias entre las dos. Si localizarnos un desequilibrio podemos ejecutar la postura tres veces, empezando y acabando en el lado más difícil, y pasado un tiempo esto tenderá a corregir el desequilibrio. Las posturas simétricas, en cambio, no suelen ser muy efectivas con vistas a corregir desequilibrios entre derecha e izquierda. Puede que ambos lados ganen fuerza y flexibilidad, pero seguirán siendo diferentes. En algunos casos concretos, las diferencias pueden incluso resultar más pronunciadas, porque al hacer un esfuerzo idéntico en los dos lados se podría favorecer el lado más flexible, dejando así el lado más limitado todavía más desequilibrado.
Los desequilibrios entre derecha e izquierda corrigen mejor con posturas asimétricas, mientras que los desequilibrios entre la parte delantera y la trasera se remedian mejor con posturas simétricas. Supongamos que uno no puede flexionarse mucho anterior ni posteriormente, o que siente que se flexiona mejor posterior que anteriormente y no puede detectar ninguna diferencia de tensión cuando compara los dos lados del cuerpo.
La solución a este problema pasa por desarrollar un programa personal de estiramientos simétricos hacia delante y hacia atrás para corregir el desequilibrio. Pero conviene seguir observando. Es probable que estos avances saquen a la luz, pronto o tarde, limitaciones asimétricas que hasta ese momento habían quedado ocultas: limitación de la flexión hacia delante en las caderas o los músculos isquiotibiales en un lado, limitación de los flexores de la cadera en un lado para la flexión excéntrica hacia atrás o limitación de la flexión hacia un lado. No nos quejemos. Volvamos a empezar. Disfrutemos.
Del Libro: Anatomía del Hatha Yoga – David Coulter.
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