Podés sentirte abandonado, sí.
Podés sentirte solo, alejado del amor, la vida y la calidez.
Otros pueden detonar sentimientos poderosos en vos, sí.
Pero hacé a un lado la palabra, el concepto, la historia, y regresá a la realidad del cuerpo vivo.
¿Cómo se siente ese abandono?
¿Cómo sabés que te abandonaron?
Poné atención a las sensaciones que surgen ahora en tu vientre, pecho, garganta.
Sentí el aleteo, el pulso, la punzada de cada sensación.
Dejá que crezcan en intensidad, o que se disipen y se muevan.
Impregnalas de curiosa, amorosa atención.
Ofreceles un espacio; suavizate alrededor de ellas.
Tenés que respirar ahora, amigo, porque no hay nadie aquí que pueda respirar por vos, y no podrían hacerlo, de todos modos.
El sueño del amor ha muerto; estás despertando a la realidad del amor.
El amor no viene de fuera. Nunca lo hace.
Siempre estuvo dentro tuyo. Era tu poder.
Ese fue siempre tu trabajo, amarte, no mendigar amor, o buscarlo externamente,
o esperarlo, o tratar de aferrarte a él, sino empaparte con él, momento a momento precioso.
No te abandones cuando te sientas abandonado, porque hay un dolor que es peor que el abandono propio: abandonarte y huir de tu presencia.
La culpa no funciona aquí.
Enfocarte en ‘el que te ha abandonado’, te vuelve impotente.
Rompé el ciclo del abandono, entonces.
Enfocate en ‘el abandonado’, este precioso niño que llevas dentro.
Invitá a que tu amorosa atención vaya a lo profundo de tu vientre, corazón, cabeza.
Respirá en el propio suelo. Sentí tu propia vitalidad.
Vos no fuiste abandonado.
La vida está aquí. Vos estás aquí.
Y desde aquí, una nueva vida crece.
Y mientras aprendés a no abandonarte, con el tiempo, atraerás a otros que tampoco se abandonan; otros que no te abandonarán.
Porque ahora vos no podés ser abandonado:
Te negás a abandonarte.
El abandono es una vieja palabra ahora.
Demasiado dramática para tu cuerpo.
Nadie puede abandonarte:
ellos sólo pueden irse a otro lugar, con su dolor.
El abandono es la historia de un amor perdido, una vieja historia, porque el amor no puede perderse, sólo puede ser descubierto de nuevo en lo profundo de nosotros.
Sos lo suficientemente valiente como para estar presente ahora.
Rompiste la adicción de toda una vida:
Descubriste la profunda alegría de estar solo.
Jeff Foster
Comentarios