Lorena Pronsky.

Qué es lo que vas a hacer con las huellas de los pasos que nunca diste. En qué lugar vas a ubicar las risas que te negaste. Dónde pensás esconder los lugares que no pisaste. Los abrazos que te cosiste. Los besos que te tragaste. Pensá en dónde y después, seguí con el camino que elegís, sabiendo que la ruta que no tomaste se transforma en un espejismo el día que quieras regresar.

Pensá que vas a hacer cuando los años te ganen la batalla y te empujen a mirar hacia un pasado que no va a volver más.
Nada nunca vuelve del mismo modo  Y entonces el arrepentimiento se hace carne en un cuerpo ya cansado que ahora sí, quiere disfrutar. 
Golpeá las puertas de las dudas. La vida es todo menos certeza y tirarte al misterio de un mundo donde todo es posible, es estar inquieto. Deseante. Vivo. 
Conozco mucha gente que se quedó con historias perdidas en la retina de los ojos por miedo. 
Miedos indefinidos. 
Miedos que te esclavizan. 
Miedos que atentan contra tu propio deseo. 
Date la posibilidad que te late adentro. Elegite. Le peor deslealtad que tenés  por delante es la de no escuchar tu propio corazón. 
Dónde vas a guardar las decisiones que no tomaste. Los miedos que no espadeaste. Los te amo que no dijiste. Los pedidos de disculpas. El derecho a tu palabra para poder consolarte a vos, cuando la herida vino sin buscarla. 
La obligación de no quedar callado. De decir todo. De no sangrar desde dentro. De darte el permiso de vivir sin excusas. 
El tiempo no vuelve. Es mentira que uno puede retomar desde donde dejó. Somos cambio. Y esperar al reencuentro con el pasado tiene la desilusión como garantía. 
No vuelve. 
No hay reencuentro: Hay reconstrucción. Suenan parecido pero uno descarta al otro. 
No hay segundas oportunidades. Hay otras nuevas. 
Por eso te digo. 
Aprovecha las que tenés en frente porque esas que hoy estás mirando no van a regresar más y si regresan vos ya no vas a estar. No porque te hayas ido. Seguramente porque habrás crecido. 
Y crecer, siempre es cambiar. 

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