El primero son nuestras emociones que nos ponen en apuros: el miedo, el malhumor, la desesperación, etc.
El segundo impedimento son nuestros conceptos, las cosas que nos imaginamos. Nuestros conocimientos y nuestras ideas sobre la verdad nos impiden ser libres y reconocer la verdad. Es necesario deshacerse de estos nudos.
Si escuchamos a los maestros espirituales, podemos ver que no se trata de acumular cada vez más conceptos y conocimientos. Ese equipaje es una carga de la que tenemos que deshacernos. La sabiduría y el entendimiento no se origina en el saber. Es decisivo practicar la respiración, el caminar, el relajarse, el sonreír.
No se trata de hablar de nuestros saberes, sino de vivir nuestro entendimiento.
Comentarios