Danzaterapia.

La danzaterapia es una forma de psicoterapia que utiliza el movimiento y la danza como herramientas para promover la integración emocional, cognitiva, física y social de la persona. Busca fomentar la comunicación entre el paciente/alumno y el terapeuta/profesor a través del cuerpo, permitiendo exteriorizar emociones y trabajar aspectos como la respiración, postura y tensiones musculares. No se trata de realizar movimientos perfectos, sino de dejar fluir las emociones mediante el movimiento y la música, adaptándose al ritmo y forma de cada individuo.

Su objetivo principal es integrar mente, cuerpo y alma, ayudando a mejorar la percepción corporal, manejar emociones, favorecer la comunicación y la integración social. Además, la danzaterapia aporta beneficios como reducción del estrés, aumento de la conciencia corporal, desarrollo de la creatividad y mejora de la autoestima.

Es una disciplina apta para todas las edades y puede practicarse en sesiones individuales o grupales, guiadas por un terapeuta especializado.

Los beneficios más destacados de la danzaterapia son:

- Reducción del estrés y mejora en la gestión emocional, ayudando a calmar la mente y disminuir la ansiedad.

- Mayor conciencia corporal, lo que facilita conocer los propios límites y posibilidades, así como mejorar la postura y desbloquear el cuerpo para aumentar la flexibilidad.

- Fortalecimiento muscular y tonificación del cuerpo de forma suave y divertida.

- Desarrollo de la creatividad, la empatía y la comunicación favoreciendo la integración social y la expresión emocional sin necesidad de palabras.

- Mejora de la autoestima y sensación de bienestar general gracias a la conexión cuerpo-mente y la liberación de tensiones.

- Estimulación de la integración sensorial y aumento de la producción natural de endorfinas, lo que contribuye a un mayor bienestar físico y emocional.


Estos beneficios abarcan tanto el plano físico como el psicológico y social, haciendo de la danzaterapia una herramienta integral para el bienestar.

Una sesión o clase de danzaterapia generalmente sigue una estructura que incluye varias fases:

1.  Inicio verbal: Comienza con una conversación donde los asistentes expresan su estado psicofísico, es decir, cómo se sienten y qué esperan de la sesión. Se busca tomar conciencia del momento presente y de las emociones a trabajar.

2.  Calentamiento: Se realizan ejercicios suaves para entrar en calor y conectar con el cuerpo. Esto puede incluir estiramientos, movimientos de respiración y conciencia de los apoyos del cuerpo. El terapeuta puede acompañar estos movimientos, estableciendo una comunicación no verbal.

3.  Desarrollo temático: Se exploran los movimientos y se detectan mensajes no verbales. El terapeuta puede proponer temas o consignas para que los participantes exploren a través del movimiento, utilizando música y diversos materiales como apoyo. Se anima a la expresión corporal libre y a la improvisación.

4.  Fase libre: Se da espacio a la libre expresión y al movimiento espontáneo, permitiendo que los participantes se dejen llevar por el ritmo y la música sin seguir pasos predefinidos.

5.  Cierre: Se acompaña el cierre de la experiencia, invitando a la reflexión sobre lo sentido durante la sesión.

6.  Reflexión final: Los asistentes meditan sobre sus sensaciones y comparan su estado actual con el inicial. Esta reflexión puede ser verbal o no verbal.


Es importante destacar que no se requiere experiencia previa en danza, ya que el objetivo no es la perfección técnica, sino la expresión auténtica y la conexión con las emociones a través del movimiento. La empatía entre el terapeuta y el paciente/alumno es fundamental, reflejando el terapeuta los movimientos y palabras del paciente. Las sesiones pueden ser individuales o grupales y se adaptan a las necesidades de cada persona.

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