🪷Dile a tu médico que te duele el pecho… pero cuéntale también que ese dolor viene de la tristeza, de la angustia que te aprieta el alma.
✨Dile que tienes acidez… pero pregúntate también por qué, si con tu mente agitada se multiplica la producción de ácido en tu estómago.
🪷Informa que tienes diabetes, sí… pero no olvides decir que la dulzura parece haberse esfumado de tu vida, y que te pesa demasiado el sabor de las frustraciones.
✨Menciona que sufres de migrañas… pero reconoce también que te duele el perfeccionismo, la autocrítica constante, la sensibilidad extrema a la opinión ajena y la ansiedad que nunca descansa.
🪬Muchos desean curarse, pero pocos están dispuestos a neutralizar el ácido de la calumnia, el veneno de la envidia, los microbios del pesimismo y el cáncer del egoísmo. No quieren transformar su forma de vivir.
🪬Buscan la cura de un tumor… pero se resisten a soltar una vieja pena. Quieren liberar sus arterias coronarias… pero siguen con el pecho cerrado por el rencor y la agresividad.
🪬Desean sanar sus ojos… pero no se quitan la venda del juicio y la maledicencia. Piden alivio para la depresión… pero no sueltan el orgullo herido ni el dolor por las pérdidas que no han sabido integrar.
🪄Suplican ayuda para sus problemas de tiroides… pero ignoran sus propios rencores y frustraciones, y no se permiten expresar con claridad lo que realmente necesitan.
🪄Ruegan por sanar un nódulo en el pecho… pero siguen negándose a liberar la ternura y a dejar fluir la afectividad.
📝Piden intervención divina… pero hacen oídos sordos a los gritos de ayuda que vienen de las personas más próximas.
La vida nos habla de mil maneras. Y sí, la enfermedad es una de ellas. A veces la más clara. Porque el mensaje que nos trae es urgente y profundo: nos está haciendo falta más amor y más armonía en nuestra existencia.
- Créditos a quien corresponda.
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